EGIPTO: Ródope, la cenicienta egipcia

Mucho antes de la versión animada de Disney, incluso de la famosa de Perrault en la que se inspira, existió la historia de Ródope, la primera cenicienta, la más antigua de la que se tiene constancia. La historia habla de una tal Rodophis o Ródope, una esclava griega que compartió cautiverio con Esopo y que llegó a Egipto tras ser comprada por la familia de la poetisa Safo de Lesbos, cuyo hermano quedó prendado de la joven y la liberó tras pagar una elevada suma de dinero. Su gran belleza la convirtió pronto en la amante de algunos de los hombres más poderosos de la provincia helena, quienes, según Plinio el viejo, podrían haber financiado la construcción de la pirámide de Micerinos, donde los restos de la bella Ródope debían descansar por toda la eternidad.

AE Piramides (Egipto3)

La vida de la Ródope histórica apenas permanece en algunas referencias en las obras de Safo (620 a.C – 580 a.C) y del geógrafo Estrabón (64 a.C – 24 d.C), sin embargo sí ha permanecido íntegra hasta nuestros días la leyenda de la que es protagonista y que la sitúa como reina de Egipto.

En el cuento, Ródope es raptada por piratas, que la venden como esclava en Egipto. Las otras esclavas no tardaron en sentir celos de su inteligencia y educación y aprovechaban cualquier oportunidad para burlarse de su piel clara y enrojecida por el sol, lo que le valió el mote de «mejillas rosas» de donde viene el nombre de Ródope. Tal era su odio, que siempre la cargaban con las tareas más duras y humillantes sólo por diversión, para verla sufrir.

Ródope junto a Esopo (A. Kauffman, 1782)

Los únicos amigos de la triste esclava eran los animales que vivían en los campos entre el palacio y el río. Sólo a ellos contaba sus penas y pronto se convirtieron en sus protectores.

La suerte quiso que su vida cambiase cuando un día, mientras se bañaba en las aguas del Nilo después de una agotadora jornada de trabajo bajo el sol ardiente, un halcón (en realidad el dios Horus encarnado) le robase una sandalia y saliese volando. Ródope lloró amargamente la pérdida, era el único calzado que podía permitirse. Ahora no le cabía duda de que las burlas de sus compañeras serían aun peores.

Según la leyenda, Ródope vivía en un palacio junto al Nilo

Mientras, el halcón voló hasta la ciudad de Menfis, donde ese día el faraón impartía justicia frente al palacio real. El ave dejó caer la sandalia sobre su regazo y desapareció tan rápido como había llegado. El monarca miró sorprendido la sandalia de mujer caída del cielo y al instante se apoderó de él una curiosidad que sólo podría saciar si encontraba a su dueña.

El faraón envió emisarios a todos los rincones de Egipto en busca de la propietaria de la sandalia. Él mismo viajó a lo largo del Nilo en su barca en busca de la doncella que tanto le obsesionaba. Así llegó al palacio donde vivía Ródope. Las otras criadas obligaron a esconderse a la joven y corrieron a probarse la sandalia, pero a ninguna le valía. Entonces el faraón vio a Ródope escondida entre los juncos y le pidió que se acercase. Cuando se probó la sandalia, quedó claro que ella era su dueña. El faraón, que se había enamorado de ella nada más verla, le pidió que se casase con él. Así fue como se convirtió en reina de Egipto.

Horus en su forma de halcón llevó la sandalia del Ródope al faraón

Otras versiones, quizá algo más cercanas a la realidad, dicen que Ródope era en realidad una de las cortesanas más famosas del reino. Mientras se bañaba, perdió su sandalia, que acabó también en manos del faraón. Cuando se enteró de que éste buscaba a la propietaria de su sandalia perdida, se presentó ella misma en el palacio con un pie descalzo. El descaro de la cortesana impresionó al monarca, que la convirtió en su amante.

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